miércoles, 30 de octubre de 2024

GUATEMALA: COMISIÓN NACIONAL DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO CUBANO


COMISIÓN NACIONAL DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO CUBANO

 

MANIFIESTAMOS, que estando próxima a celebrarse la Asamblea General de la ONU y que por trigésima segunda vez conocerá el tema del bloqueo de los Estados Unidos contra el pueblo cubano, exhorta a  nuestro vecino país del norte  que admita ya, en definitiva, el reto histórico que le pide votar como reiteradamente lo ha hecho la casi totalidad de países miembros, a favor del levantamiento del bloqueo establecido desde el año 1962, porque, como potencia mundial con pretensiones de rectora única, la realidad del mundo le ha demostrado que las sociedades, aún bajo el asedio de las armas, del hambre, la injusticia social,   prácticas de genocidio (guerras provocadas en el mundo en condiciones  de desproporcionalidad o estrategias de difusión bacteriológica), destrucción de la naturaleza y manipulaciones financiero empresariales  dictadas desde centros por todos conocidos, no les ha dado los resultados esperados.

 

Que  la mezcla de  uso  del poder manipulando sociedades  desde la religión,  formatos de educación que estupidizan a los pueblos, interferencia en las áreas de inspiración artística (cine, literatura, pintura, escultura, música y otros), intervenciones en los modelos  políticos con ideologías de papel caricaturizando a una democracia donde lo esencial no es el ejercicio equilibrado, justo y social del poder, sino el apareamiento de lo político con la criminalidad, la desvalorización ética y la corrupción; todo ello hace insostenible la esperanza de un futuro promisorio para la humanidad, con dignidad y valores como lo proponían los pensadores que  inspiraron cambios históricos profundos en los siglos XVIII y XIX.

 

La misma Academia  norteamericana con innumerables científicos de todo orden, incluyendo los del campo social y económico, han producido importantes estudios que iluminan actualmente al mundo, haciendo pensar y sentir que  urge un cambio en la direccionalidad de los poderes supremos mundiales, que el concepto de humanidad feliz no debe ser sacrificado por el beneficio de los poseedores del dinero, que parte de la felicidad es que los pueblos se sientan dueños de su propio destino, incluido el pueblo norteamericano, continuamente engañados por un sistema incapaz de cumplir las ofertas mínimas de esperanza,  justicia y paz.

 

El caso de la República de Cuba es paradigmático de lo que ocurre con los excesos de medicina mortal que impone un poderío económico y  militar, con pretensión de dominio global único, amigo de la inteligencia artificial pero enemigo de la inteligencia humana. Son 62 años de bloqueo unilateral, varias veces votado en contra en el foro de Asambleas de ONU.  Este es el momento que la historia le ofrece a Estados Unidos de redimirse, o levanta el bloqueo  o tendrá que seguir cargando con el rechazo y el odio de los pueblos por su incoherencia entre discurso y los  hechos.  

 

La guerra no es el camino, el hambre y la muerte tampoco, el camino es el abrazo universal de la paz y la justicia entre lo que queda de humanidad.  Por favor, Estados Unidos, jueguen su papel con inteligencia humana.  A levantar el embargo y a devolver Guantánamo.

                                                   

 

Guatemala, Octubre 2024.

martes, 29 de octubre de 2024

GUATEMALA: SE PRESENTO EN TOTONICAPÁN, EL DOCUMENTAL "LAS VARAS DE LA DIGNIDAD"


En el departamento de Totonicapán, el domingo 27 de octubre pasado, se presento el documental “Las Varas de la Dignidad” documental que recoge los imágenes y testimonio de las y los protagonistas que durante 106 días resistieron dignamente.


La presentación se realizo en en el teatro municipal, asistieron varias familias y ex autoridades de loa 48 cantones (2023), tuvimos la presencia y las palabras de Luis Pacheco expresidente de los 48 cantones, quien felicito a los realizadores del documental por el acompañamiento y por  dar a conocer como los pueblos indigenas junto a sus autoridades abrieron un espacio  de expresión que fue negada en el pasado.


Los realizadores del documental hablaron sobre la experiencia en el acompañamiento a los pueblos indigenas y las autoridades ancestrales en la manifestación durante los 106 días. 


La realización del documental inicio con la idea original de Luis Pacheco y Walter del Cid, dirigido y producido por Arturo Albizures, el guion fue escrito por Carmen Reina, los textos por Walter Del Cid y Carmen Reina, edición y Cámara por Arturo Albizures.


Con el apoyo de:
 Todos Por Guatemala (Canada) Asociación Maya Uk'u'x B'e, Otra Guatemala Ya, Movimiento Por La Democracia y Asociación COMUNICARTE.




lunes, 21 de octubre de 2024

GUATEMALA: DECOLONIALIDAD, DESCOLONIALIDAD, POSCOLONIALIDAD (tres palabras, tres conceptos o tres acciones)


CUADERNO PARA EL DEBATE

PARTE II

Nos encontramos ante el hecho masivo

de la crisis de un «sistema mundo»

que comenzó a gestarse hace 5000 años

y que se está globalizando hasta llegar

al último rincón de la Tierra, excluyendo,

paradójicamente, a la mayoría de la humanidad

(Dussel)

Kajkoj Máximo Ba Tiul1

Presentación


Mientras un grupo de indígenas, hombres y mujeres del continente de América Latina, hoy conocido políticamente como; Abia Yala, Abya Yala, marchaban en la ciudad capital de Guatemala y posiblemente en otros centros urbanos del mundo, denunciando las atrocidades cometidas hace 532 años, con la llegada de los europeos a estas tierras (España, Francia, Inglaterra, Portugal, Holanda), y con el apoyo económico, político, social y cultural, de las monarquías europeas y la iglesia católica, quienes por su afán expansivista, ni les importó la muerte y el genocidio, pero, si su sed y su ambición por los bienes que celosamente cuidaban los pueblos originarios, para su vida y su comunidad.

 

En Europa, sobre todo en España, vuelve a surgir la idea de la “leyenda negra”, aunque ahora las discusiones ya no son en la Salamanca, sino desde los partidos que controla el fascismo europeo, y sigue siendo eso, “defender a los conquistadores, invasores, genocidas” o incluso de proponerlos para que sean

llevados a los altares, como en 1992, cuando “se trató de consagrar como santa a Isabel la Católica”. Así, el 12 de octubre, España amaneció sus calles, con una propagan impulsada por grupos católicos de extrema derecha, en donde se leía: “Ni genocidas ni esclavistas, fueron héroes y santos”.

 

En ese escenario político, fui invitado a participar con un análisis, sobre tres palabras, tres conceptos, tres ideas: Decolonialidad, Descolonialidad, Poscolonialidad en Guatemala. Fue en el espacio “Letras al Aire”, que se transmite en las redes sociales de Otra Guatemala Ya y Radio Urbana. El objetivo fue, seguir pensando después de estos más de cinco siglos, sobre el proceso de descolonización en Guatemala y si hay realmente procesos de descolonización. Y

cómo se manifiesta la colonialidad en nuestros territorios, comunidades, pueblos y organizaciones.

 

La preocupación sigue siendo, eso, ¿Por qué, en Guatemala fechas como el 12 de octubre como no son de interés de los pueblos? ¿estamos perdiendo la memoria o tenemos una amnesia histórica? ¿Cómo pensar desde el lugar de los Otros? ¿Por qué es importante pensar no desde la diferencia, sino de la distinción? ¿Cómo pensar desde los distintos? ¿Cómo seguir negando y cuestionando los sabes aprendidos o adaptados? ¿Sólo los indígenas o pueblos originarios deben descolonizarse o también los ladinos u otros grupos sociales?

 

Después de haber terminado la entrevista, considere importante compartir algunas ideas, para que podamos seguir reflexionando estos conceptos, que al final concordamos que no son simples tres palabras, conceptos, categorías. Son formas de pensarnos y pensar a los Otros. Son formas, que nos invitan a emanciparnos y a imponernos frente a cualquier forma de colonización. Y que después de estos 532 años, cuando experimentamos una forma continua de colonización, se hace necesario pensar desde sujetos en movimientos que se piensan libres y autónomos en algún momento.

 

Desarrollo

 

¿Qué significa la descolonización y la decolonización en el contexto guatemalteco? ¿Estamos realmente en un proceso poscolonial? ¿Qué es el poscolonialismo? ¿Es cierto que los ladinos tienen más privilegios que los indígenas? ¿Terminó el colonialismo español y hay otras formas de colonización? ¿Qué significa el capitalismo en términos coloniales?

 

Cuando comenzamos a pensar en términos decolonial, estamos tratando de pensar desde el pensamiento y el sentimiento del Otro, del que sufre las consecuencias del capitalismo, del sistema mundo capitalista dijera; Wallerstein. Es pensar desde quien ha sido transformado en campesino y negándole su ser originario y su ser “hijo e hija de tierra”. Implica pensar desde los condenados de la tierra dijera Fanón, Desde quienes han resistido y se han rebelado a las condiciones creadas por un sistema mundo racista, discriminador, occidental, etc. Pero no solo es pensar, sino también invita a actuar desde su condición de colonizado y de explotado, para ortalecer su proceso emancipatorio.

 

Hacer este camino, implica no solo beber de lo más profundo del pozo del Otro, sino de tu propio pozo. No es solo una tirada conceptual o teórica. Ni tampoco de una filosofía o teoría social, desencarnada, sino que es el camino para asumir el proceso que le dieron vida a una nueva filosofía, como la “filosofía de la liberación” dijera Dussel.

 

La decolonialidad, nos invitan a desprendernos, desamarrarnos del eurocentrismo,

del occidentalismo, de la modernidad y la descolonialidad, nos llama a construir

categorías epistémicas que salgan desde los pueblos colonizados, explotados,

oprimidos. Mientras que la poscolonialidad, supone que los pueblos estarían en movimiento constante, construyendo su liberación o por lo menos construyendo,

espacios semi autónomos o autónomos, como el EZLN en México, las comunidades si contacto de la Amazonía, algunas comunidades de Perú y de Colombia.

 

La decolonialidad, nos induce a conocernos a nosotros mismos, “quién soy” y “tú

quién eres”, mientras que la descolonialidad, implica que se ha roto esa dependencia con el occidente y la modernidad. La poscolonialidad, quiere decir,

que, si ya nos soltamos de ese cordón umbilical frágil y líquida, entonces, estamos

caminando como nosotros queremos y no construyendo procesos desde los

espacios o estados coloniales.

Esta discusión sobre la descolonización, decolonización y poscolonización, no es

nueva en nuestra región. Siempre hubo discusión descolonizante, en esta historia

de los 500 años de colonización. Hubo corrientes que estuvieron en contra de la

europeización del continente. Desde los primeros años de la invasión europea en

1492, hubo gente que se opuso tenazmente a este proyecto supuestamente

civilizatorio, que más que civilizatorio fue de barbarie. Guaicaipuro, en Venezuela

en 1530, Mallini, Malintzin o Malinche, Kanek en Campeche, Lautaro en la región

mapuche. Poco tiempo después, las movilizaciones en contra de los tributos en todo el continente, como Tupac Katari, Tupac Amaru, Bartolina Sisa, Atanasio Tzul, Lukas Akiral, Manuel Tot y muchos más. Todas estas resistencias habrá que repensarlas desde este modo de estar en contra del proyecto de conquista, invasión y colonización. Hay que pensarlas desde el lugar de quien no quieren reconocer, de quien es tratado racialmente como desigual. Hay que pensarlas desde un proceso de desmitificación de premisas “occidentales”, de que nuestros antepasados, se vendieron por “espejitos”, cuando no fue así.

 

Siempre hubo intentos de romper o por lo menos ponerle trabas a este proceso, que conlleva la ambición histórica europea y occidental de devorar los bienes que hay en los territorios indígenas hasta hoy. Siempre hubo críticas al sistema político, social, cultural y religioso impuesto por los europeos, en esta línea podemos analizar los aportes de Felipe Guamam Poma de Ayala, en Lima, con su “Primera nueva corónica y buen gobierno” manuscrito de 1615, manifestando las condiciones inhumanas de los indígenas peruanos en el virreinato de Perú.

 

El Inca Garcilaso de la Vega, en sus Comentarios reales de los incas o Primera

parte de los comentarios reales, pretende recuperar las costumbres y valores del

pueblo Inca. En el caso de los mayas, Los libros de Chilam Balam, los Anales de los Kaqchikeles, incluso el Popol Wuj o el texto de Huanochiri de las Quichwas o

Kicvhwas de Ecuador, que podrían considerarse textos decoloniales y descoloniales y como formas de pensarse y entenderse el Otro. No son solo textos poéticos, líricos, lingüísticos, simbólicos, son textos que le contestan al colonizador y sitúan a los pueblos originarios, ante el modelo colonial que se quiere imponer. Son textos que nos presentan una antropología, historia, sociología, política, educativa, distinta al del colonizador.

 

Los diferentes levantamientos y rebeldías indígenas en todo el continente, en esta

historia de más de 500 años, se deben comprender y entender desde esta lucha

anticolonial. El proyecto colonial, no lo tuvo y ni lo tendrá fácil, en todo el continente y por eso, si leemos las cartas de Alvarado, textos de Hernán Cortes y de otros colonizadores/invasores, siempre se quejan que los pueblos no se dejaban fácilmente y por eso, implementaron su proyecto con más represión, sino como explicar las quemas de ciudades, las torturas a dirigentes, el aperreamiento, incluso el bautizo cristiano. Porque fueron pueblos enteros y organizados que se

enfrentaron al proyecto colonial europeo. En 1524 el enfrentamiento de Tekun

Uman, en el occidente del país. Las resistencias en Tenochtitlan y otros lugares del continente, muestran que, desde sus inicios, este proyecto que hoy llamamos de invasión europea, tuvo mucha oposición.

Volviendo de nuevo a esta trilogía; decolonialidad, descolonialidad, poscolonialidad, y que nos convoca en ese momento. Nos invitan a pensar que no podemos discutir, analizar, pensar y actuar, desencarnados de la historia, porque el imaginario debe ser la “liberación” de los marginados, excluidos, ninguneados, racializados. De ahí, que las primeras guerras de independencia en el continente, como la de Haití, tiene su dinámica descolonizante, porque lo que buscaba era una independencia para terminar con la esclavitud y que los afros descendientes comenzaran a construirse como territorios autónomos e independientes, sin ataduras. Las guerras de independencia en el Sur, encabezadas por Bolívar y Sucre, la “Conjura de Belén” en Guatemala. Las guerras de liberación nacional en el Africa. La lucha por los derechos políticos de los descendientes africanos en Estados Unidos y algunos países de Europa, de 1960 en adelante, que abrió la posibilidad de hablar sobre derechos civiles y políticos de las minorías étnicas.

 

Un proceso descolonial o decolonial, nos convoca a “romper con lo occidental”.

Pensadores como Edward Said, con su orientalismo y su eurocentrismo, nos

convoca a desprendernos de estas ideas que no nos han permitido ser nosotros

mismo. En nuestro continente, también se han construido propuestas en estas

líneas, algunos discutiendo el modelo de desarrollo, otros sobre la pobreza, algunos explicando los principios de la identidad latinoamericana: Teothonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini, Celso Furtado, Agustín Cuevas, no olvidemos la propuesta de Mariátegui y sus ideas sobre el socialismo indo-latinoamericano, la revolución india de Fausto Reynaga, “América Profunda” de Rodolfo Kusch.

 

A mediados del siglo XX y principios del siglo XXI, la teoría sobre la colonialidad del poder de Quijano, o filosofía de la liberación o critica a la modernidad de Dussel o su propuesta sobre “encubrimiento del Otro y no descubrimiento”, Mignolo y su propuesta para descolonizar las ciencias sociales, así como son importantes las propuestas de los hermanos Bautista Segales en Bolivia, Grosfoguel, Katia Kolmenares, entre otros, que nos ahondan en ideas sobre el proceso de decolonialidad y descolonialidad en América Latina.

 

En Guatemala, la crítica decolonial, inicia, como afirmamos anteriormente, desde

los primeros años de la invasión/colonización. Solo para poner algunos ejemplos,

los “Anales de los Kaqchikeles o Memorial de Tecpán”, el Popol Wuj y las ideas

sobre “creación del hombre de mazorcas”, que tiene como objetivo “dar a conocer

la visión de los pueblos originarios mayas, sobre su origen”. Los libros del Chilam

B’alam, que nos narra desde los primeros capítulos lo que pudieron registrar sobre

la llegada de Pedro de Alvarado en Iximché y Gumarkaaj. Títulos o documentos,

como los de los señores de Kaq’ koj, los del Barrio de Santa Ana, los títulos de Kojaj, etc. Estos documentos, si nos detenemos a analizarlo de forma más profunda, es una forma de contestarle y de oponerse al proyecto imperial de 1429 o 1524 en nuestro caso, entonces son discusiones y narrativas anticoloniales.

 

En el siglo pasado, también hubo aportes de intelectuales indígenas como Adrián

Inés Chávez, Antonio Pop, los primeros aportes de Demetrio Cojti de finales de

1970, Salazar Tetzahuic, hablando de colonialismo interno. Los aportes de Guzmán Böckler, que junto a Jean Loup Herbert y las discusiones sobre el colonialismo interno y externo y que fueron analizados en profundidad por el movimiento maya de ese momento. Los documentos del Movimiento Tojil, discutiendo el Estado Burgués y el Estado Federado, los aportes poco conocidos del movimiento Kab’ Raqan. Aportes sobre los pueblos indígenas, estado y revolución de Payeras, los documentos Racismo I y II del ORPA, entre otros. También, hay que discutir desde esta propuesta, las investigaciones de Ricardo Falla, Aura Cúmez, Edgar Esquit y otros más, que intentan sentir no solo con el sufrimiento de los pueblos, sino su propuesta y rebeldía.

 

Aunque la discusión sobre la decolonialidad no fue profunda, estos aportes

podríamos analizarlo con este enfoque, puesto que analizan la situación del país,

intentando decir lo que las teorías y los conceptos occidentales no pueden entendere intentan promover las reemergencias y resurgimientos de las formas de

conocimiento que han sido negados históricamente, como los conocimientos de los pueblos originarios. Esto es importante, porque dice, “conocimientos” y

promoverlos, no folclorizarlos. No hablan de cosmovisiones, sino de conocimientos, pensamientos o razonamientos distintos al razonamiento occidental. De ahí, que la decolonialidad no significa aceptar la asimilación o integración al Estado o la sociedad, como lo pretende hacer el “indigenismo” o el “multiculturalismo”; que trata de modernizar, integrar, asimilar, cooptar o folclorizar al indio, al pobre, al marginado o como dijeran algunos hoy, resilienzar a quienes hemos cuidado durante mucho el ambiente y los bienes naturales y si no nos dejamos nos asesinan o nos capturan.

 

Volviendo a 1970; con las movilizaciones por los derechos civiles y políticos de los

migrantes y afrodescendientes en Estado Unidos, Canadá, España y otros países

europeos, se fortalece la demanda por los derechos civiles y políticos de quienes

fueron considerados minorías étnicas, incluso de las mayorías ahora pueblos

originarios. En contraposición a la política decolonial, aparece como respuesta del

liberalismo, la “política de la inclusión o la aceptación del Otro”. Walzer, Kymlicka,

Habermas, Tylor, entre otros. El multiculturalismo y el interculturalismo neoliberal será la guía epistemológica y proyecto político, que dirijan la discusión sobre

pueblos indígenas y en América Latina y se crearon muchos programas financiados por la cooperación internacional y que sometieron a decisiones liberales y neoliberales los derechos de los pueblos indígenas y como consecuencia el abandono de la demanda sobre autonomía y libre determinación.

 

De 1985 a 1992, se fortalece la movilización por los derechos colectivos de los

pueblos indígenas. En este escenario, aparecen nuevos movimientos indígenas. Y

como parte de todo un proceso de descolonización, se organiza la “Campaña

Continental Indígena, Negra y Popular”, como un proyecto continental en contra de

la invasión, conquista y colonización de América Latina. El día de la hispanidad, de

la raza, como se había acostumbrado a celebrar, se transforma en día de la dignidad y la resistencia de los pueblos indígenas. Los comunicados, propuestas de agendas políticas, la narrativa, es contra el racismo y la discriminación, en algunos países como Colombia, Ecuador y Bolivia, se inician procesos de reformas a sus constituciones, reconociendo el carácter multicultural y pluricultural de las naciones. Se fomenta en todos los países programas de Educación Bilingüe Intercultural, que, dicho sea de paso, no han beneficiado para nada a los pueblos originarios. El enfoque es la multiculturalidad y pluriculturalidad de las naciones, como es el enfoque del Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. De ahí, el estudio en Guatemala, sobre Mayanización y Vida Cotidiana que dirigieron Santiago Bastos y Aura Cumes en FLACSO y otros estudios importantes de ese momento, que, aunque no tenían mucho de decolonialidad, si pretendieron poner sobre la mesa de discusión sobre la situación del pueblo Maya y en otros países como Ecuador, jugaron un papel importante aportes de Catherine Walsh en la Universidad Andina de Ecuador, aportes de Fernando García, De la Torre y Martinez en la Flacso Ecuador. Un papel importante de las asociaciones de antropología, como la Red de Antropología Jurídica, con aportes sobre el derecho indígena, etc.

 

Al encontrar sus propias limitaciones el modelo multicultural, por su enfoque

neoliberal, comienza otro nuevo proceso en América Latina y ahora ligado a

gobiernos progresistas y a la propuesta de Socialismo Siglo XXI. Los foros sociales tanto de los pueblos como el foro social mundial, dieron una dinámica diferente a las demandas indígenas. La participación indígena en partidos políticos como el MAS en Bolivia, Pachakatuk en Ecuador, como los más importantes. Sumado a esto, el deterioro del ambiente y el extractivismo y el despojo de nuevos territorios indígenas y las discusiones importantes en las diferentes COPs, tanto sobre el clima como sobre la biodiversidad, fortalecen una discusión anti colonial, anti capitalista, aunque las negociaciones de gobiernos y ONG sobre todo conservacionistas, no se alejan del capitalismo.

 

1994, la propuesta de EZLN, los aportes de la escuelita zapatista, los encuentros

en los caracoles y las apuestas académicas de Pablo Gonzales Casanova, Villoro,

Hollaway, Gilberto Rivas, Tischler, sobre todo la academia comprometidamexicana

y muchos más, inauguran una nueva propuesta decolonial, que se ve fortalecido con la llegada del primer Evo y el MAS en el gobierno de Bolivia. Se abre la discusión sobre los derechos de la madre tierra y la carta de la madre tierra. Los

zapatistas, por un lado, inauguran una nueva etapa de la discusión decolonial y el

fortalecimiento del modelo autonómico, con la propuesta de los caracoles y los

municipios del buen gobierno. El primer Evo y el primer MAS y los primeros

gobiernos progresistas de la región, al proclamar los Estados Plurinacionales,

incorporan en las constituciones los derechos de la madre tierra y una forma de

autonomía muy limitada, esto no implica claramente un proceso de descolonización y poscolonización, porque al correr del tiempo, estos gobiernos volvieron a transitar hacia un nuevo modelo capitalista de extracción, como, el “tren maya” de AMLO, el TIPNIS en Bolivia, la disputa de Correa con la CONAIE en Ecuador, etc.

 

Estos vaivenes en las políticas de los Estados Nación y las demandas de los

pueblos originarios, nos lleva a replantearnos nuevamente, ¿hacia dónde nos lleva

un proceso decolonial? ¿Cómo debería ser realmente un proceso decolonial? Si

partimos que la decolonialidad no significa ir hacia una simple descolonización solo de la mente, sino de toda la vida de los pueblos oprimidos, entonces la

decolonialidad tiene una visión más amplia que la visión misma del colonialismo. La decolonialidad, cuando se apela a la mente, no es solo para cambiar marcos

epistemológicos o retomar la epistemología en este caso de los pueblos originarios, con traducciones occidentales, sino que debe llevar a promover la emancipación de los pueblos, que, en el caso de los pueblos originarios, sobre todo mayas, implica, recuperar la tierra y el territorio, y devolverle su significado desde los mismos pueblos. De ahí que la perspectiva decolonial, tiene la certeza de encontrar en los pueblos oprimidos, elementos culturales y científicos, que los lleve a deshacerse del control occidental y encontrarse con las formas más antiguas de vivir para desarrollar un futuro mejor.

 

Pensar decolonial, es como la idea de Desconexión de Amim, el desprendimiento

de Quijano o la desobediencia epistémica de Mignolo. Que nos lleva a comprender

las cosas tal y como se dan en la realidad y no buscarles tantas interpretaciones.

Por ejemplo, de octubre a enero en Guatemala, ¿hubo levantamiento o solo fue una movilización? ¿Es lo mismo decir la “vara” o “ch’miy? ¿xuklem y pago son lo mismo? ¿elementos, recursos o bienes naturales dicen lo mismo? ¿territorio y sutam es la misma cosa? Parece un simple juego lingüístico, pero no es así, es una forma de decir y darle significado a las cosas; uno colonizado y colonizador y el otro descolonizado. Pensar decolonial, requiere salir del universalismo único o del modelo de la hibridación y no adoptar modelos conceptuales, como el concepto de “resiliencia”, que es igual a adaptación, casi aceptando que las cosas son así y así deben quedar. Por ejemplo, “el calentamiento global no es efecto del uso de la leña por los pueblos originarios, sino del sistema capitalista que devora y deforesta todo”.

 

En un proceso decolonial, los pueblos, los pobres, los marginados, se reorganizan,

participan activamente y toman decisiones sobre su vida, creando oposición al

capitalismo. Se organizan para cambiar las realidades fuera del marco estatal y

evitan depender del mismo Estado. Los cambios son para la vida y no para

gobernar desde el Estado. Los cambios nacen de un proceso comunitario y por eso no se compite por el poder, sino que se discute el poder. Los pueblos y sus

comunidades como sujetos emancipados, son los protagonistas del proceso y no

las ONG, las asociaciones, los grupos, los partidos políticos, ni los llamados

“académico” hoy “intelectuales de pueblos originarios”.

 

La decolonialidad en última instancia demanda una revolución cultural, para

transformar no solo estructuras, sino formas de pensar, actuar y relacionarse con

los Otros distintos, no solo con los Otros diferentes. Eso, quiere decir, construirnos

desde un proyecto de sujetos emancipados.

 

La decolonialidad, descolonialidad, nos debe lleva a retomar las formas “humanas”

como construyeron los pueblos originarios sus relaciones sociales, económicas,

culturales, políticas. Las formas horizontales de autoridad. Por eso, actuar desde lo decolonial, nos lleva a “volver nuestros ojos al origen”. Es como la idea de Fanón, “construir un nuevo humanismo, que significa la desaparición, extinción del

colonizador y sus formas de opresión”. No es compartir con él sus formas de poder. El colonizado, descolonizado debe dejar de depender de formas de opresión promovidas por el capitalismo. Abandona esa idea infantil “que el Estado y el gobierno resuelvan los problemas”. O como la idea que se tiene “que sin Estado y sin gobierno no podemos hacer nada”. De ahí, la idea de plurinacionalismo que es la demanda más actual de los pueblos originarios, es el principio de comenzar a vivir desde nuestra autonomía y libre determinación sin intervención del Estado o de una autoridad de corte occidental.

 

Un proceso decolonial, fortalece las autonomías. Y las autonomías, interpelan el

modelo de desarrollo y otras formas de penetración capitalista, como el modelo

“zanahoria”. Abandonar las formas que perpetúan la reproducción del capital. No

puede haber un proceso de decolonial o descolonial, que no sea anti imperialista o

anti capitalista, anti gringo, etc. La decolonialidad, la descolonialidad, emancipa a

los pueblos, buscando caminos de liberación y que se fortalece en un proceso

poscolonial. Para ello se debe salir de las prisiones epistemológicas, prisiones

políticas, prisiones económicas de corte occidental o capitalista.

 

En una palabra, la decolonialidad, la descolonialidad, se debe pensar en forma de

liberación, en forma de revolución, si no se logra este objetivo, será cualquier cosa, menos eso.


1 Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo, teólogo, investigador.

 

https://www.centroreflexionesnimpoqom.com/ 21 de octubre 2024

martes, 15 de octubre de 2024

GUATEMALA: MEMORIA HISTÓRICA, HACE 60 AÑOS, “QUE VIVA LA REVOLUCION DE OCTUBRE DEL “44”



DOCUMENTO HISTÓRICO
Recital poético que se realizo hace 60 años en homenaje a la revolución de octubre.

Nos recuerda a cinco luchadores de siempre, poetas y escritores: 
Otto Raul Gonzalez
Melvin René Barahona
Victor Hugo Cruz
Otto René Castillo
Oscar Arturo Palencia

Documento que nos compartió el hijo de Otto René Castillo (Sandino Patrice Castillo)


viernes, 11 de octubre de 2024

GUATEMALA: DESALOJOS, SINÓNIMO DE DESPOJO


Por: Factor Mendez

A propósito del “Día de la Raza”, término acuñado en 1914 por el ministro español Faustino Rodríguez, fue propuesto para celebrar la herencia hispánica y la diversidad cultural de América. Nos recuerda la fecha de 1492 cuando los invasores españoles llegaron por primera vez a suelo americano.

Se cumplen quinientos veintinueve años de aquel histórico acontecimiento, que significó reprimir y dominar a los habitantes de los pueblos originarios, usarlos como mano de obra esclava y arrebatarles por la fuerza sus territorios y tierras ancestrales.

A los opresores no se les recuerda por “héroes” o por “santos”, al contrario, los mismos relatos de cronistas de la época y la historia escrita, demuestran la crueldad de sus actos en el trato hacia los habitantes originarios. Desde entonces, hace más de quinientos años que la práctica del despojo de territorio a los pueblos originarios continúa ocurriendo en Guatemala.

Hoy se llama “invasores” y “usurpadores” a descendientes de los 22 pueblos Mayas que habitan en el país y viven en tierras y territorios ancestrales, pero debido a intereses capitalistas por actividades extractivistas o por ampliar la frontera agrícola para monocultivos, son constantemente hostigados, amenazados, reprimidos, expulsados y despojados por la fuerza de sus tierras.

En Guatemala el desalojo forzado de comunidades indígenas por orden judicial es un drama humano común, ocurre con frecuencia y en los últimos años va en aumento. La mayor parte ocurre en las Verapaces al Norte del país.

Informe reciente de Amnistía Internacional (AI), refiere el caso de la comunidad Q´eqchi´ de Lajeb Kej situada en Tucurú, Alta Verapaz, que pertenece a la Unión Verapacense de Organizaciones Campesinas (UVOC).

 Un comunicado de la UVOC denuncia amenazas de muerte contra la citada comunidad: “Invasor visto, invasor muerto”. Con estas amenazas de muerte amanecieron las 42 familias de la comunidad indígena Lajeb Kej en Tucurú, Alta Verapaz”. Continúa la denuncia: “…nosotros en UVOC condenamos y rechazamos todo acto de intimidación, persecución y amenazas de muerte porque violenta los derechos humanos de las familias originarias de la comunidad indígena Lajeb Kej, originarios de dichas tierras”.Finaliza el comunicado con una exigencia al Estado para garantizar la seguridad de las familias que viven en la comunidad y que, “…actualmente buscan la solución de este conflicto agrario en la mesa de diálogo”.

El informe de AI refiere un testimonio que recoge el sentir de la comunidad al afirmar: “Aquí vivimos antes, aquí se murieron nuestros abuelos, pero vinieron los patrones a sacarnos. Hace 4 años regresamos porque no había nada aquí y el Fondo de Tierra dijo que era tierra baldía. Desde entonces hemos encontrado muchos problemas, amenazan con sacarnos, con desalojarnos, de hecho, ya lo intentaron”.

Otro relato indica: “El 7 de abril de 2021 a las 6 de la mañana un grupo de 25 hombres, maestros de la comunidad vecina, intentó desalojarnos, vinieron a disparar. Hirieron a 3 compañeros. Ellos no podían salir a ver un médico porque tienen orden de captura por usurpación y robo agravado. Pusimos denuncia en el Ministerio Público de la capital, pero no hubo investigaciones. Y las amenazas siguen”.

¿Qué vamos a hacer? Es la preocupación central que asalta a los comunitarios al plantarse: “No podemos hacer un plan de trabajo, ni un plan de estudios para la niñez, porque siempre esperamos el desalojo. ¿A dónde vamos a ir con los niños, los ancianos…?”.

Esas y otras interrogantes son comunes en muchas otras comunidades indígenas del país, porque las invade la incertidumbre e intranquilidad debido a la amenaza real o latente del desalojo sinónimo del despojo histórico.



miércoles, 9 de octubre de 2024

GUATEMALA: EL HOMBRE LOBO


El Hombre Lobo 

10 de Noviembre de 2014

Autores

Autoría: 

Mariano González

 

En las páginas de la historia de Guatemala hay muchos relatos sórdidos. Potenciales contribuciones a la historia universal de la infamia que inició Jorge Luis Borges y a la que faltan infinitas páginas. Entre ellas, las que se refieren a la guerra interna que vivió el país entre 1960 y 1996, donde se encuentran profundas raíces de nuestra violencia, nuestra indiferencia o aprobación hacia ella, y de nuestros miedos resultantes. He aquí una historia en la que se cruzan el terror de Estado y una traición.

El Diario Militar o “dossier de la muerte” contiene el registro de la captura, secuestro y asesinato de militantes de distintas organizaciones revolucionarias, a manos de un escuadrón de la muerte que, según el análisis específico que realizó la Secretaría de la Paz, estuvo bajo la dirección de “El Archivo”, una sección del desaparecido Estado Mayor Presidencial.

Las fotografías e información que aparecen en estas páginas, contienen historias que se encuentran dormidas, a la espera de ser descifradas. Entre ellas la que corresponde a Carlos Humberto Quinteros García, identificado con el seudónimo de “Comandante Miguel”, el nombre falso de “Manuel Rolando Marroquín Pérez”, al que se le atribuye la profesión de “estudiante”.

El “Hombre Lobo”

El anónimo escribiente anota en la ficha número diez del Diario Militar, que Quinteros García es miembro de la “COMIL-PGT” (Comisión Militar del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT)). La atribución es ligeramente inexacta, aunque entendible dada la trágica historia de esa organización revolucionaria.

Entre 1972 y 1976, la dirección histórica del PGT es, en su mayoría, secuestrada y destruida. En 1978 hay una ruptura que provoca la división entre el PGT-CC (Comité Central) y otra que se conoce como PGT-Núcleo, que es integrada por miembros de la Comisión Militar del PGT, algunos profesores de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) y sindicalistas de la Federación Autónoma Sindical de Guatemala (FASGUA).

Esta escisión se produce debido a que después de la masacre de Panzós, el PGT promueve una movilización social amplia en repudio de tal atentado. Sin embargo, la COMIL, de forma independiente, realiza un operativo militar contra la Policía Militar Ambulante en Ciudad de Guatemala, sin consultar con la dirección del Partido. El Comité Central se desliga de dicha acción, provocando la frustración de quienes participaron en ella.

En ese momento, Carlos Humberto Quinteros García era uno de los jefes de la COMIL.

Quinteros García estuvo un tiempo en el PGT-Núcleo hasta que lo desplazaron. Entonces pasó a formar parte del llamado PGT-PC o Partido Comunista, conocido en el argot revolucionario como “los de la Comil”.

De esta división del PGT también lo expulsaron, aunque mantuviera ciertos recursos como dinero, armas e infraestructura que podía utilizarse en operativos y conociera a muchos dirigentes de las distintas expresiones en las que participó.

En el Diario Militar se registra que Quinteros García fue capturado un 9 de octubre de 1983: era día domingo dice el calendario, eran como las 11 de la mañana dice un militante. Sucedió en el bar “Manaque”, frente a los campos del Roosevelt, en la zona 11 de la Ciudad de Guatemala.

A Quinteros García se le acusa en el Diario de ser el “intelectual del secuestro” de Pedro Julio García, director y uno de los socios fundadores del diario Prensa Libre, ocurrido el día anterior (8 de octubre). Sin embargo, de haber sido cierto, el secuestrado hubiera sido liberado de inmediato dados los eventos desencadenados por la captura de Quinteros García.

Lo que se puede colegir a través del Diario Militar es que el impactante secuestro de Pedro Julio García hizo que el Ejército buscara atrapar de forma inmediata a los responsables, incluyendo militantes de la estructura de Quinteros García como Juan Matías Palacios (ficha 11) y Héctor Rolando Valdéz Guzmán (ficha 12), que aparecen relacionados con el plagio.

El Ejército supone que este grupo es el responsable de tal acto y utiliza a gente que ya está infiltrada para capturar a Quinteros García. Fue entregado por alguien de su propia estructura, confirman militantes del PGT.

En la ficha del Diario Militar se indica que Quinteros García revela la existencia de tres casas en las que se encuentran armamento, material y, detalle muy importante, en dos se encuentra un “subterráneo como para mantener prisionera a una persona, uno hecho a la brava y el otro muy bien sofisticado (sic)”. Lo que muestra el objetivo que el Ejército estaba persiguiendo.

Existe una confirmación en el Archivo Histórico de la Policía Nacional (AHPN) sobre lo que señala el Diario respecto a la entrega de casas que realiza Quinteros García. Es el “Oficio No. 1359/83. Ref. arcc., del Quinto Cuerpo, con sello “Confidencial”, dirigido al Director General de la Policía Nacional por el subcomandante de esa dependencia, mayor de Policía Edgar Leonel Lorenzo, del 10 de octubre de 1983: “Informando del Apoyo que se prestó a elementos del EMP en el Municipio de Villa Nueva”.

Dicho apoyo consistió en la seguridad perimetral del allanamiento de tres residencias de Villa Nueva que eran del PGT y que son las que se mencionan en el Diario Militar, donde el Ejército y Quinteros García supusieron que estaría Pedro Julio García.

Este oficio también confirma la colaboración entre el Ejército y la Policía Nacional a la hora de realizar operativos para capturar, secuestrar y asesinar a miembros de la militancia revolucionaria.

Al final de la descripción de Quinteros García se menciona que el 10 de octubre de 1983, un día después de su captura, “se entró a la casa ubicada en la 9ª. Avenida “A” 1-34 zona 1, donde se supone estuvo el archivo del PGT”.

Contrario a otras fichas que aparecen en el Diario Militar, en la correspondiente a Quinteros García no se encuentra la anotación “300” hecha a mano o con máquina de escribir, que indicaría su asesinato.

Además, no es la única entrada en la que aparece Quinteros García. En la ficha 19, de fecha 11 de noviembre de 1983, en la que se consignan los datos de Amílcar Blandemiro Orozco y Orozco, militante de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), se indica que éste fue “puesto a tiro (delatado) por (s) Comandante Miguel”, es decir, por Quinteros García.

También en la ficha 28, correspondiente a Héctor Manuel de León Escobar, del PGT-PC, fechada el 28 de noviembre 1983, se consigna que en el operativo de la captura, al producirse una persecución y tiroteo, De León Escobar hiere a “Miguel” (Quinteros García) y a “Canahuí”, quienes ya estaban participando en labores de “delación y ejecución” de militantes revolucionarios.

Carlos Figueroa Ibarra en el Post Scriptum de su trabajo sobre las desapariciones en Guatemala, atribuye o considera que “muy probablemente” Quinteros García es responsable de la entrega o ejecución de José Luis Monterroso (ficha 14), Edgar Fuentes Orozco (ficha 15), Carlos Alfredo Fuentes (ficha 16), Orensio Sosa (ficha 17), Oscar Leonel Velásquez (ficha 18), Santiago Rodríguez Melgar (ficha 22), Benjamín Rolando Orantes (ficha 23), Jorge Chávez Vásquez (ficha 27) y otros más. Lo confirma Elizabeth Osorio, militante del PGT-PC, en un trabajo inédito titulado El “Hombre Lobo”. Interpretación psicosocial de un delator, donde considera que el Ejército, en parte gracias a la colaboración de Quinteros García, realiza una verdadera “cacería” de militantes del PGT.

En la ficha 13 del Diario Militar se encuentra información de Andrés Pastor González, alías “Remigio”, a quien se atribuye la pertenencia al PGT-CC y también del que se dice que “en su poder y bajo su control estaba el periodista Pedro Julio García”. En el Diario Militar se consigna que “Se lo llevó Pancho”, es decir, que fue asesinado. En la página 86 del documento GT PN 30-02 S021 del AHPN, correspondiente a la memoria de 1983 del Cuerpo de Radiopatrullas de la Policía Nacional, se indica que Pastor González fallece por heridas de armas de fuego “ocacionada (sic) por individuos desconocidos”, lo que también se narra en los periódicos de la época. Diario El Gráfico, en su edición del 18 de octubre de ese año, titula: “¡Balacera en pleno centro: 2 muertos!”, en el que se incluye a Pastor González.

Lo revelador del caso es la relación que se establece con el secuestro del periodista y que se indica que “regresaba de hacer contacto”, información que de acuerdo a un militante, fue proporcionada o confirmada por Quinteros García.

Esto es lo realmente determinante: ser y sentirse traicionado.

La deslealtad se acrecienta al saber que algunos de los militantes que entregó fueron sus amigos y conocidos de tiempo atrás. Según Osorio, Héctor Manuel de León Escobar (ficha 28) era amigo de la niñez y veía a Miguel como ejemplo; Jorge Alberto Chávez (ficha 27) era amigo desde sus estudios en el Instituto Central para Varones.

Carlos Humberto Quinteros García inició su militancia desde joven, siendo miembro de la llamada “Resistencia” en la década de los 60. Proveniente de los alrededores del barrio El Gallito, ya en los años 70 fue miembro del Comité Central del PGT. También fue conocido como el “Hombre Lobo” o como el “Tigre” de la novela En el filo, de Marco Antonio Flores, que es una recreación ficcional de esta figura y del proceso de destrucción de una fracción del PGT (el PGT-PC), planificada y llevada a cabo por el Ejército de Guatemala, apoyado por la información que proporcionó Quinteros García.  

 

Marco Antonio Flores, premio nacional de literatura y quien tuviera una difícil militancia en el PGT, dio acogida a varios sobrevivientes de esa organización en México, quienes le contaron su experiencia y la información que pudieron reunir respecto a la traición de Quinteros García. Ese es el origen de la novela.

Sin ser una fuente histórica exacta de los hechos sucedidos, la novela En el filo bien puede ser el retrato del clima que existió en un fraccionamiento del PGT y de los efectos de la traición de Quinteros García, reconstruido por militantes que escaparon de ser “300” y que conocieron interioridades de lo sucedido.

En la novela se menciona que parte de los recursos que tenía Quinteros García fueron trasladados a una organización revolucionaria salvadoreña. En el Diario Militar se consigna que fue el “Creador de la UNIDAD MILITAR DE SOLIDARIDAD –UMS-” que establece nexos y envía combatientes a El Salvador.

Tras constituir esa estructura, entrega a varios de los involucrados. David Rauda Solares (ficha 48), Víctor Manuel Calderón Días (ficha 49) y Mario Rolando Colindres Estrada (ficha 50), fueron secuestrados cuando regresaron de ese país.

De la traición

En el capítulo IX de Guatemala: Historia reciente (1954-1996) escrito por Mario Alfonso Bravo y que publicó la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), se hace la siguiente afirmación sobre el “Hombre Lobo”:

“Convertido rápidamente en colaborador y, luego en un elemento totalmente asimilado por el Ejército, Miguel (Quinteros García) comandaría personalmente operaciones de aniquilamiento en contra de dirigentes de todas las expresiones del PGT, a las que —por sus largos años de militancia— conoce a cabalidad”.

El caso de Quinteros García es significativo porque no sólo participa en delaciones en contra de otros militantes, sino que también en ejecuciones como se deja ver en el Diario Militar y se novela en la obra de Flores. También entrega a varios dirigentes de las diversas expresiones del PGT, por lo que estructuras y militantes de base quedan desarticulados y sin posibilidad de organización. Es decir, el descabezamiento del PGT producido por la maquinaria de destrucción del Ejército y la delación de Quinteros García es muy efectivo.

Esta traición resulta un caso extremo. Sin embargo, no es una situación infrecuente. Hay otros ejemplos de esta mimetización con los victimarios. Es conocida, por ejemplo, la conversión de un sujeto cuando es puesto en una posición de poder como capataz, comisionado militar o patrullero de autodefensa civil, como sucedió en cientos de casos durante el conflicto.

En otro contexto, los nazis se valieron de los “judenräte” (consejos judíos) para que fueran los encargados de transportar a los propios judíos a los campos de exterminio. Claro, esto responde a un contexto sociopolítico y no es una cuestión meramente personal. Lo revelador del caso es la existencia de figuras como Chaim Rumkowski que, siendo judío, resulta un entusiasta colaborador de los nazis en el gueto de Lodz.

Los orígenes de la traición

Ahora bien, ¿qué pudo originar la traición del Quinteros García? ¿Qué lleva a una persona de la militancia revolucionaria a ser colaborador y ejecutor (en todos los sentidos) de las fuerzas de seguridad?

Una de las explicaciones que propone Flores en su novela es la terrible realidad de la tortura y el miedo que despierta. Lo dice con un lenguaje descarnado y violento, con palabras de increíble dureza, pero que no exageran la realidad efectivamente existente, tal y como se puede corroborar en los testimonios recogidos en el informe Guatemala Nunca Más del proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) o en el informe Guatemala Memoria del Silencio de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), así como en otros más particulares, incluyendo los trabajos de la Secretaría de la Paz.

Dice Flores en su novela:

“Ya ha visto cómo aparecen los cadáveres destrozados, cercenados, de los compas; con todo el cuerpo tatuado de quemaduras de cigarrillo, sin uñas, sin cuero cabelludo, sin huevos, con la pija zampada en la boca, sin cabeza”.

Este recordatorio/visión ayuda a comprender la imposibilidad de que el sintiente y sufriente cuerpo humano sea capaz de resistir las atrocidades que se le dirigen y, entonces, el torturado se “quiebre” y diga lo que el otro desea saber.

Lo dice un militante del movimiento estudiantil de esa época, al preguntársele sobre la posibilidad del suicidio frente a la eventual captura por agentes del Estado. “Mejor guindear y que nos maten, a que nos agarren. Una morongueada la aguantan, pero dos son cuentos. Y luego cantan como pajaritos”, responde.

Un registro gráfico de la realidad de la tortura es la impresionante fotografía que presenta Jean Marie Simon en su libro Guatemala eterna primavera, eterna tiranía. Se trata del cadáver de Beatriz Barrios Marroquín, maestra y madre de dos niños pequeños, de la que describe: “su cuerpo había sido macheteado, su cara cortada y sus manos amputadas desde las muñecas”.

Lo que provocan estas prácticas bárbaras lo conoce el poder y lo conocen los torturadores. Basta revisar la historia de la Inquisición que producía increíbles confesiones de tratos con el demonio. O, precisamente, lo hecho en todas las dictaduras latinoamericanas que hicieron gala de una alta inventiva en este sentido.

Desde Argentina a Guatemala, las dictaduras militares aplicaron métodos como la tortura, el secuestro y la desaparición forzada como mecanismos de control sobre lo que la Doctrina de Seguridad Nacional denominó como “enemigo interno”.

Lo extraordinario de Quinteros García es que no sólo dio nombres y direcciones, sino que personalmente participó en actividades de ejecución como lo revela el Diario Militar y lo novela Flores.

El mismo texto sugiere algo más que la amenaza de tortura como factor determinante para la traición de Quinteros García: fue entregado por alguien que militaba en una estructura creada por él. Quinteros García ya había sufrido distintos desplazamientos de poder y es expulsado de diversas expresiones del PGT, sin embargo, mantenía su participación en el movimiento revolucionario. Es en el momento en el que se descubre traicionado, que sufre una “conversión” fulminante y empieza a cobrar viejas facturas. Esto es lo realmente determinante: ser y sentirse traicionado.

Su venganza fue terrible.

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Una de las tragedias de las izquierdas latinoamericanas es su tendencia a la fragmentación, frente a bloques de poder (que en el caso guatemalteco incluye a sectores empresariales y militares) que están unidos fuertemente por intereses actuales y pasados.

El ejemplo reciente más destacado se encuentra simbolizado en una fotografía del 11 de mayo de 2013 en la que aparecen representantes del CACIF criticando el fallo de genocidio contra Efraín Ríos Montt. Dicho rechazo no es sorprendente. Tal y como lo señala un reportaje de Plaza Pública, los empresarios guatemaltecos mantuvieron nexos y cooperación con los militares en los momentos más fuertes del conflicto.

No es sorprendente que durante el conflicto armado interno hubiera diversas expresiones de esta división. Son conocidas las discrepancias entre el PGT y las Fuerzas Armadas Rebeldes (las primeras FAR) en la década de los 60 en torno a los métodos de lucha. O las fragmentaciones que llevaron de la Nueva Organización Revolucionaria de Combate (NORC) al Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) o de la llamada Regional de Occidente a la creación de ORPA. Carlos Figueroa Ibarra, Guillermo Paz Cárcamo y Arturo Taracena Arriola en un artículo incluido en un trabajo de FLACSO sobre historia reciente afirman que “las contradicciones internas del movimiento guerrillero pasaban por sus programas, su concepción de la vía armada y su política de alianzas”.

Parte de una crítica sensata de la izquierda guatemalteca es reconocer la fragmentación sufrida y buscar, después de tantos años, puentes y alianzas.

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Si se aborda desde una perspectiva más personal, ¿cuál es la vivencia de una persona que traiciona? ¿Qué pasa en la cabeza de una persona que traiciona lo que creyó en su momento como método válido de transformación del mundo?

Con la licencia que da la literatura, Flores apunta a ciertas posibilidades de vivir la traición. Describe el desgarramiento interno y la recomposición (perversa) del que traiciona: “Está solo. Se siente solo. Se sabe solo. No está ni con él mismo. Ahora es otro. Otro que es su enemigo y con el que tendrá que vivir lo que le quede de vida. Lo desprecia; se desprecia. Lo odia. Se odia. Pero se aferra a esa vida que no quiere perder; aunque una parte de él, que ahora ya desconoce, se haya muerto”.

Flores imagina una vida degradada y la muerte propia del traidor, a su vez, traicionado. Después de entregar a varios militantes y desarticular diversas estructuras, el Ejército le entrega una finca de un antiguo compañero.

Empieza a sufrir diversos síntomas como insomnio, flash backs, inapetencia. Acentúa su alcoholismo y la memoria de los compañeros no lo deja vivir. Lleva una vida horrible con su mujer, llena de golpes, humillaciones e infidelidades de ella con los oficiales que se relacionan con “El Tigre”. Lo peor, para su orgullo de macho, es la impotencia sexual que, en cierta medida, se convierte en símbolo de su situación. Al final, es asesinado por los oficiales que lo reclutaron.

En la realidad, también su muerte fue significativa, aunque es muy distinta a como la ficcionaliza Flores. Vale la pena pensar que alguien como él no podría reincorporarse tranquilamente a una vida normal. Después de las muertes que debía, es difícil imaginar una rutina tranquila. Pero eso es lo que, al menos, aparentaba. En las mañanas salía a correr y posteriormente se arreglaba para ir a sus labores. Trabajaba en el Banco Nacional de la Vivienda (BANVI) con un horario de oficina. Tenía familia y ofrecía fiestas en su casa. Es decir, pareciera haber recuperado una vida normal.

¿Fallo en las medidas de seguridad, una fuerte disociación, una combinación de ambas?

A principios de 1988, un comando del PGT prepara un operativo cerca del Estadio Nacional, a donde Quinteros García iba a correr, y cae fulminado. 

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En el caso del “Hombre Lobo” se pueden suponer, entonces, que existieron dos procesos generales coincidentes. Primero es un proceso de desplazamiento personal y de cierta fracción de la organización en que militó previo a su captura. Lo crucial, sin embargo, es que es traicionado por alguien de su confianza y entonces se produce la respuesta de cobrar facturas de su pasado. Como se puede observar en el Diario Militar (y lo confirma el oficio de la Policía Nacional), “Miguel” empieza a dar información al día siguiente de haber sido capturado.

Un militante opina lo siguiente:

“¿Qué llevó a Miguel a convertirse en menos de 24 horas en un traidor?: a) La certeza de que estaba acorralado, que sus "compañeros de confianza" en ese momento, eran ya infiltrados y que, hiciera lo que hiciera, no iba a sobrevivir, y b) ¿y para qué resistir? si, total, sus antiguos camaradas eran todos unos hijos de puta que lo habían ninguneado, engañado, incomprendido y hasta traicionado... Además de ser culpables de su extrema frustración y el estado de descomposición personal en el que ya estaba”.

El temor al castigo posible en forma de secuestro, desaparición y tortura sería, entonces, un añadido.

Por parte de las fuerzas contrainsurgentes (e ilegales) del Estado, se puede señalar que hicieron un trabajo previo de inteligencia que incluyó seguimiento, detección, secuestros, tareas de infiltración, tortura física y psicológica (hay testimonios sobre chantaje a familiares de las víctimas), lo que generó un clima de terror que minó la moral de miembros de las organizaciones revolucionarias y por el que la tortura podía ser una amenaza efectiva (la expresión citada del militante estudiantil es significativa). Pero que, en el caso de Quinteros García, adquirió forma al ser traicionado por los que había considerado compañeros suyos. Esto fue lo que le hizo pasar al otro lado.

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A las alturas de 1983, el Ejército y los distintos aparatos de seguridad constituían una experta máquina de destrucción. La represión sistemática y brutal se evidencia en el recorrido de las masacres que el Ejército realiza desde Chimaltenango hasta Quiché y Huehuetenango, así como la atención que dedica en distintos momentos a las diferentes organizaciones revolucionarias y al movimiento social y popular.

Su accionar no fue resultado del azar, sino de una planificación racional, dirigida a la destrucción del movimiento revolucionario y su sustento. La famosa expresión “quitarle el agua al pez” es el símbolo del accionar contrainsurgente.

Por ello es posible suponer que, tarde o temprano, las distintas secciones de inteligencia hubieran golpeado al PGT, que había pasado por un proceso de fraccionamiento y recomposiciones. Sin ser una amenaza militar comparable al EGP, por ejemplo, podría haberse fortalecido más y su propia definición como comunista deparaba a sus miembros, independientemente de sus actividades concretas, ser parte de la categoría de “delincuentes subversivos” y sufrir persecución, secuestro, torturas y muerte por parte de las fuerzas de seguridad del Estado.

El Diario Militar muestra los sucesivos golpes que sufrieran las distintas expresiones del PGT. Sin la colaboración activa como delator y ejecutor de Carlos Humberto Quinteros García en la maquinaria destructiva e ilegal del Ejército, es posible que la debacle no se hubiera producido de esta forma tan pronunciada. Y por lo menos los golpes hubieran llegado de una dirección esperada.

¿Cómo no recordar la advertencia de León Gieco hecha canción: “Solo le pido a Dios/ que el engaño no me sea indiferente/ si un traidor puede más que unos cuantos/ que esos cuantos no lo olviden fácilmente”?

¿Qué lecciones se pueden extraer del sórdido caso del “Hombre Lobo”? 

Aunque es un tema relativamente marginal en la discusión efectuada, el movimiento revolucionario se “defendió” de los métodos terroristas del Estado, entre otras formas, a través de la codificación de prácticas suicidas que tuvieron como fin preservar la integridad de los militantes en riesgo de ser capturados, de los demás compañeros y de la propia organización revolucionaria. Diversos ejemplos dan cuenta de esta posibilidad extrema.

Lo que se debe enfatizar es que las organizaciones revolucionarias guatemaltecas se encontraron en un enfrentamiento en el que no hubo reglas que se respetaran. El Estado guatemalteco, a través de sus distintos cuerpos de seguridad, quebró su propia legalidad en el ejemplo de guerra sucia más extenso de toda América Latina.

No hay excusa posible a los actos de secuestro, desaparición, tortura, ejecución ilegal y masacres perpetradas en forma masiva por el Estado. Si bien los movimientos revolucionarios utilizaron métodos violentos, se debe recordar que sufren de un contexto de opresión política que no dejó la opción de salidas políticas negociadas: la contrarrevolución de 1954, el golpe de Estado de 1963, etcétera.

El poder utilizó mecanismos totalmente ilegales que quebraron el Estado de Derecho, dejando una institucionalidad debilitada y una enorme impunidad, lo que constituye uno de los peores legados de la contrainsurgencia y que se mantiene hasta el día de hoy.

A nivel personal, los riesgos vividos por la militancia de las organizaciones revolucionarias solo podían ser asumidos efectivamente a través de procesos organizativos que fomentaban el uso estricto de las normas de seguridad (clandestinidad, compartimentación, uso de coberturas/ pantallas, etcétera) y que fomentaban la integridad del militante. Una integridad definida por el convencimiento político-ideológico, la valentía, la dignidad y la solidaridad entre sus miembros. Lo que se condensa en la idea de una “moral revolucionaria”.

Existen muchos otros ejemplos de valentía, dignidad, solidaridad o ternura recogidos en testimonios y trabajos relativos a la militancia revolucionaria.

Además, no resulta fácil juzgar.

Como se ha mostrado en diversos casos documentados sobre el genocidio nazi o con los resultados de diversos experimentos (Milgram, Zimbardo), la resistencia a la tortura o la violencia es muy difícil.

Lo pregunta Osorio: “¿cuál hubiera sido nuestra actitud si hubiéramos estado en el lugar de los que ayer y hoy calificamos de delatores/as? ¿Hasta qué punto hubiéramos soportado las torturas, sin caer en la delación? ¿Hubiéramos mantenido nuestros principios y nuestra ética revolucionaria hasta al final?”.

Al caso del “Hombre Lobo”, afortunadamente, se pueden contraponer otros. 

Contraejemplos o de la belleza del compromiso

Además de las sombras expuestas, existen muchos otros ejemplos de valentía, dignidad, solidaridad o ternura recogidos en testimonios y trabajos relativos a la militancia revolucionaria. De hecho, no hay que olvidar contra qué era lo que peleaba el movimiento revolucionario guatemalteco.

Frente a las interpretaciones de la derecha, la militancia surge, entre otras cosas, por la elemental indignación contra la injusticia que se expresó desde hechos históricos como el quiebre del proyecto democrático impulsado por Jacobo Árbenz, el golpe de Estado de Peralta Azurdia que se produce para impedir que Juan José Arévalo vuelva a ser presidente, así como las inhumanas condiciones de explotación en la ciudad y en el campo.

Para el caso de la rebelión indígena de 1980-1982, Sergio Palencia hace un durísimo llamado sobre aquello que motivaba dicha rebelión:

“No sólo se alzaban contra la cara conocida de la represión, es decir, los gobiernos militares y sus destacamentos, sino contra la acumulación de los huesos de sus muertos, aquellos en ataúdes de pino de menos de cincuenta centímetros o de aquellas jóvenes intoxicadas por la fumigación en las fincas algodoneras de la Costa Sur. Reconocer en dichos muertos la historia de dominación, apilada sobre nuestras espaldas, es el primer paso para criticarla y sacudírnosla revolucionariamente.”

La lucha revolucionaria no fue gratuita. Además, se encuentran diversos ejemplos de valor y solidaridad. En el propio infame Diario Militar se encuentra la ficha 60 donde se habla del caso de Sergio Vinicio Samayoa Morales y Allan Gatica Paz, ambos identificados como militantes de ORPA.

Al primero se le atribuyen los seudónimos de Víctor, Salvador y Raúl y al segundo se le atribuye el seudónimo de Pedro. Según el Diario, al darse cuenta de un operativo para su captura, salen corriendo y se les dispara, hiriendo a Sergio Samayoa quien fue trasladado al Hospital Roosevelt. Se dice que hubo una coordinación con la D.I. (Dirección de Inteligencia) para su recuperación, lo que fue efectivo” (sin que existan más comentarios sobre el destino ulterior de Samayoa).

De Allan Gatica Paz se dice que al salir corriendo y debido a su “poca constitución física, le falló el corazón (no se descarta que haya tomado sianuro (sic)”. Esto último es lo más probable según apreciación de alguien que le conoció. Lo cual es un buen ejemplo de lo que el sociólogo francés E. Durkheim llamaba suicidio altruista, es decir, aquél “sacrificio se impone en consideración a fines sociales”.

También se encuentran relatos de integridad y dignidad que duran toda la vida. Por ejemplo, Mario Alfonso Bravo, historiador del PGT, cuenta que en una reunión posterior a la firma de la Paz, se encuentran con Efraín Reyes Maas, conocido como “Carranza”, viejo militante del PGT que sobrevivió al conflicto y que, pese a los años y persecución mantenía el compromiso de la organización:

“Ante el llamado que se nos hizo a todos los presentes para contribuir mensualmente con lo que ‘fuera nuestra voluntad’ para cubrir los gastos básicos de Carranza, a la sazón viviendo en condiciones casi miserables, él pidió la palabra para aclarar que no estaba solicitando ninguna ayuda, pero que en todo caso estaría ‘dispuesto a recibirla siempre y cuando fuera para cubrir los costos de movilización para ir a atender a la gente de las comunidades que siempre andan preguntando que cómo va la organización’”.

Como señala Bravo, encontrar otro caso de igual coherencia y dignidad se hace muy difícil.

Finalmente, se recuerda un episodio de solidaridad y ternura relatado como parte de una columna de ORPA, narrado por uno de sus protagonistas, Pedro Pablo Palma Lau o Comandante Pancho. Expone que, después de durísimos y extensos combates con unidades del Ejército, estaba exhausto y sin posibilidades de seguir. Lo que le devuelve a la vida no es el instinto de sobrevivencia, la orientación ideológica, el apremio de la situación ni otras cosas por el estilo. Lo que le reanima es un bellísimo gesto de ternura y protección en condiciones extremas.

“…Luego de uno de los más brutales cercos que nos tendieron, conseguimos romperlo ya estando cerca del cráter (y) vimos tantas fogatas del Ejército que a mí me pareció una proeza imposible el haber salido ilesos. En un estado de extremo cansancio físico y mental, le dije:

—Ya no puedo, ya siento que los helicópteros vuelven arrastrándose por la tierra, ya perdí la dimensión del tiempo y del espacio.

Ella (la capitana Ana) me tomó en su regazo, me abrazó y sólo me dijo algo que sigue siendo un bálsamo:

—Dormí. Yo voy a cuidarte.


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