De inmediato se pidió el apoyo de las organizaciones para resguardar este tesoro histórico. Después de eso, se le cayó a los archivos del Segundo Cuerpo de la PN y antes de que otra cosa sucediera, decenas de voluntarios haciendo fila, fuimos sacando poco a poco los paquetes también encontrados en esas instalaciones ubicadas en la 11 avenida y cuarta calle de la zona 1, que habían escapado, quien sabe porque milagrosa decisión, de las llamas o del basurero de la zona 3 a donde pudieron haber sido conducidos como otros cientos o miles de hojas que recogían datos del pasado tenebroso que vivimos.
Ahora, el PNUD le retira el apoyo al director Gustavo Meoño, y digan lo que digan de él, a él y quienes en principio dedicaron su tiempo sin ningún salario, y a quienes durante años estuvieron entre el polvo rescatando millares de documentos, se debe la existencia de un archivo que está al servicio del pueblo sin importar las posiciones ideológicas. En este mes que viene se terminan los contratos de 55 trabajadores que quedan de los más de 200 que llegó a tener. ¿Los recontratará el Ministro de Cultura y Deportes, Luis Chea Urruela que piensa que ese archivo no sirve para nada? o despedirá a la mayor parte para llenar ese importante archivo de gente incapaz al servicio de la “juntita”. Parece que se necesita una vez más, la movilización de las organizaciones para salvaguardar lo que contiene el horror de muchos años, pues en esos documentos se puede seguir la pista de órdenes criminales, pues hay nombres, hay capturas, hay desapariciones y hay muerte de muchos guatemaltecos. Es la memoria histórica escrita con sangre de las víctimas.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), no tiene la obligación de continuar apoyando, pero esperamos que no se haya prestado para responder a los objetivos de las mafias en el poder que pretenden terminar con todo lo que representa el acervo de documentos que hablan por sí solos de lo que sucedió en el país desde 1882 y que contiene más de sesenta millones de folios que están al servicio de fiscales, investigadores, jueces o abogados que quieren fundamentar las acusaciones en crímenes de lesa humanidad. De lo que suceda en el archivo, hay que estar atentos y condenar cualquier acción de quienes pretenden borrón y cuenta nueva.
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