Los jóvenes de hace veinte años
Este año, los hijos y las hijas, han salido otra vez por las calles del centro de la ciudad para recordar sus veinte años de lucha.
Por: Miguel Ángel Albizures
El 30 de junio, fue el día de los mártires y héroes porque fue la fecha en que cayó asesinado en 1978, el sacerdote Hermógenes López, en San José Pinula. Hermógenes, había enviado una carta al presidente Kjell Laugerud, en la cual le pedía suprimir al Ejército Nacional y se oponía al servicio militar obligatorio, reivindicaciones que muchos años después, en 1999, levantó con fuerza la Asociación Hijos, pero además exigiendo el aparecimiento con vida de sus seres queridos que habían sido desaparecidos o asesinados por el Ejército.
Los motivó organizarse, la situación que vivía Guatemala después de la firma de la paz en que nada había cambiado, pues la justicia seguía brillando por su ausencia y en abril de 1998 fue asesinado Monseñor Juan Gerardi, a escasas horas de haber entregado el informe Remhi que sigue siendo parte importante de la recuperación de la memoria histórica. Este año, los hijos y las hijas, han salido otra vez por las calles del centro de la ciudad para recordar sus veinte años de lucha, de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad cuando intentaban cerrarles el paso. Menos mal que el Ejército tomó otro rumbo, pues de lo contrario se hubieran encontrado con ellos y conociendo el repudio que mantienen a los miembros de la institución que desapareció a sus padres, algo hubiera sucedido. Para ellos, los del Ejército, es un día festivo, mientras que los hijos y nosotros, recordamos a quienes cayeron ametrallados en los años ochenta en que el Ejército se ensañó con todo aquel que levantaba su voz de protesta y condenaba el arrasamiento de aldeas.
Ahora volvieron a las calles con el lema: “Ofensiva de la memoria 2019”, “Nos vamos a las armas”, frase que asusta a la oligarquía del país, pero los hijos dejan claro que “Nuestra arma es la memoria” y tienen razón, la mejor arma que puede tener este pueblo para que nunca más el Ejército lo masacre, es la memoria, es el rechazo al olvido, es el recuerdo de sus mártires y la exigencia de la verdad y la justicia. Ahí encontramos, dicen ellos, “en la memoria, el origen, nuestra identidad. Pero está en disputa, la están tratando de desaparecer porque de la memoria no se puede sacar plusvalía”.
Recuerdo la vez que en la esquina de la sexta avenida y octava calle se dio el enfrentamiento. Alfonso Bauer y yo, estábamos tan cerca que corríamos peligro de ser agredidos, miembros de Brigadas de Paz, nos sacaron casi a empujones, pues nos resistíamos a abandonar el lugar de la batalla. Eran los hijos que valientemente se enfrentaban, tiraban pintura roja a los soldados, recordando al pueblo la sangre que ellos, los militares, hicieron correr en los pueblos. Por eso Julia Esquivel tiene razón al decir “Podrán cortar todas las flores pero siempre volverá la primavera. Florecerá Guatemala. Cada gota de sangre, cada lágrima, cada sollozo apagado por las balas, cada grito de dolor cada pedazo de piel arrancado por el odio de los antihombres, florecerán. El sudor que brotaba de nuestra angustia huyendo de la Policía, y el suspiro escondido en lo más secreto de nuestro miedo florecerán. Hemos vivido mil años de muerte en una patria que será toda una eterna primavera”
https://elperiodico.com.gt/opinion/2019/07/04/los-jovenes-de-hace-veinte-anos/