Opinión:
Museo de las víctimas
El sitio de descanso de Amancio.
Miguel Ángel Albizures
El pasado 30 de enero, 28 años después de la desaparición, tortura y asesinato del dirigente sindical Amancio Samuel Villatoro, la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) inauguró en la 1a. calle 1-53, de la zona 2, el Museo de los Mártires del Movimiento Sindical Estudiantil y Popular, en donde descansarán los restos de Samuel, lugar donde la familia decidió dejarlos, a la vista de todos, para que estos hechos nunca más se repitan.
Ahí se encontrarán objetos personales de Amancio, entre ellos el pantalón que usaba aquel 30 de enero de 1984, cuando en la 15 calle y 2a. avenida de la zona 1 fue interceptado por hombres armados, sin que se supiera más de él. Ese mismo día la casa de la familia fue allanada, sus hijos y su esposa vejados por los esbirros que también aprovecharon para llevarse objetos de valor, como botín de guerra por el trabajo sucio que realizaban para el Estado.
En el museo podrán verse también las fotos de muchos de los desaparecidos, especialmente de quienes aparecen en el diario militar presentado en 1999, que demuestra quiénes fueron los responsables de esos hechos. Uno de los objetivos de este espacio es dignificar la memoria de las víctimas, pues la familia Villatoro, tal como lo expresó uno de sus hijos “quieren que el mundo sepa del genocidio y la barbarie que aconteció en nuestro país” pues fueron millares de familias que sufrieron la captura y desaparición forzada de sus seres queridos.
Los restos de Amancio Villatoro, fueron encontrados dentro de una fosa situada en las instalaciones del antiguo destacamento militar de San Juan Comalapa, Chimaltenango, junto a los de Sergio Saúl Linares, ejecutado también en la misma fecha. Falta que quienes participaron en la persecución, captura y desaparición de sindicalistas y líderes populares, se les remueva la conciencia y digan en dónde dejaron los restos de los 27 sindicales detenidos desaparecidos el 21 de junio de 1980 y los 17 que corrieron la misma suerte el 24 de agosto de ese mismo año, cuyas esposas, madres, hijos y hermanas siguen buscando.
Durante mucho tiempo se ha planteado la creación de un museo de las víctimas. El Programa Nacional de Resarcimiento lo ofreció, pero nunca hizo nada para lograrlo, por eso es de reconocer el esfuerza de la FAFG por la dignificación de las víctimas del conflicto armado interno.
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